A medida que las mujeres avanzan en edad, los ovarios se vuelven menos sensibles a la hormona foliculoestimulante (FSH) y a la hormona luteinizante (LH), dos hormonas importantes para la ovulación y la regulación de los períodos menstruales. En respuesta, los ovarios dejan de producir estrógeno y progesterona, lo que hace que los niveles de estrógeno en el cuerpo disminuyan y los niveles de FSH aumenten.
Cuando se justifica la realización de pruebas para detectar la menopausia, los médicos pueden solicitar una prueba de FSH para detectar niveles elevados de FSH en la sangre. La medición de la FSH puede ayudar a determinar si una mujer es perimenopáusica o si ya ha pasado por la menopausia.
Dado que los niveles de FSH fluctúan de forma natural cada mes para estimular la ovulación, los resultados de las pruebas de FSH deben interpretarse con precaución y pueden ser engañosos. En lugar de interpretar un único resultado de la prueba de FSH, los niveles elevados de forma constante a lo largo del tiempo se utilizan para confirmar la menopausia.
Las pruebas adicionales que se pueden solicitar para ayudar al médico a diagnosticar la menopausia son:
- Estrógenos – Muestra de sangre, orina o saliva – Mide los niveles de estradiol en la sangre para diagnosticar problemas menstruales.
- Hormona luteinizante – Muestra de sangre u orina – mide una hormona que puede confirmar el inicio de la perimenopausia.
- Hormona antimülleriana (HAM) – La muestra de sangre mide una hormona que puede predecir el inicio de la menopausia o determinar la razón de la menopausia temprana.
Otras condiciones pueden causar una menstruación irregular o pueden detenerla por completo. En algunos casos, nuestros médicos realizarán pruebas para determinar si algo distinto a la menopausia está afectando a la menstruación, como el panel de tiroides, la función tiroidea, la prueba de prolactina y la prueba de embarazo (Beta hCG).