Cansancio y menopausia: enfrentando la fatiga

La menopausia, ese tránsito natural hacia una nueva fase de la vida femenina, está plagada de cambios y desafíos. Uno de los síntomas más comunes y, a menudo, más frustrantes, es el cansancio o fatiga. Aunque pueda parecer un problema menor en comparación con otros síntomas, la fatiga puede afectar significativamente la calidad de vida, mermando la energía y la capacidad para realizar actividades diarias.

El cansancio y la fatiga son síntomas comunes de la menopausia. En encuestas recientes, casi el 50% de las mujeres entre 45 y 65 años se quejaron de falta de energía relacionada con la menopausia y más del 50% manifestó que los síntomas de la menopausia que más afectan el trabajo son la baja concentración, el cansancio y los olvidos o pérdidas de memoria.

Muchas de las mujeres con las que hablamos nos dicen que con frecuencia se sienten cansadas y agotadas. Es posible que tengan menos energía de lo habitual y que se sientan mental y físicamente exhaustas. Esto, sin duda, puede afectar la calidad de su vida laboral y personal a medida que avanza la menopausia. La fatiga a menudo va de la mano con los problemas para dormir. ¡Muchas mujeres nos dicen que se quedan dormidas cuando llegan a casa del trabajo!

La conexión entre la menopausia y el cansancio

La fatiga durante la menopausia no es simplemente un “cansancio normal”. La fatiga puede atribuirse a varias causas.

Los cambios en los niveles hormonales pueden causar fatiga, ya que las fluctuaciones de estrógeno y testosterona pueden cambiar la forma en que funciona el cerebro. La caída de los niveles de estrógeno también está relacionada con un aumento del cortisol, que también puede incrementar la fatiga. 

Los factores psicológicos también pueden causar fatiga. Estos incluyen depresión, ansiedad y cambios de humor. Esto puede estar relacionado con la caída de los niveles hormonales, pero también puede deberse al estrés de la vida y el trabajo que puede ocurrir al mismo tiempo que la menopausia.

De manera similar, es posible que algunas mujeres pierdan interés en realizar actividades de socializar. Detener estas actividades placenteras puede poner a las mujeres en un círculo vicioso de pensamientos negativos e inútiles, lo que se suma a un bajo estado de ánimo, ansiedad y más fatiga.

Los cambios hormonales, en particular la disminución de los niveles de estrógeno, pueden provocar adicionalmente trastornos del sueño, resultando en insomnio o despertares nocturnos. Esta falta de un sueño reparador se traduce en agotamiento durante el día. Además, otros síntomas de la menopausia, como los sofocos y la sudoración nocturna, pueden interrumpir aún más el sueño.

Recomendaciones para combatir el Cansancio

3. Higiene del sueño: Establecer una rutina regular de sueño, mantener el dormitorio obscuro y fresco. Evitar la interacción con dispositivos electrónicos antes de acostarse para favorecer un sueño más profundo y reparador.

4. Tratamientos naturales: Suplementos como el ginseng, pueden ser efectivos para combatir la fatiga. Sin embargo, es crucial consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento.

7. Consulta Regular: Es fundamental mantenerse en contacto con profesionales de la salud para monitorear los síntomas, diagnosticar las causas y poder adaptar cualquier tratamiento o intervención.

En conclusión…

La fatiga no debe ser una carga con la que las mujeres simplemente tengan que “lidiar”. A través de un enfoque integral y tratamientos personalizados, es posible recuperar la energía y el vigor, permitiendo a las mujeres disfrutar de esta nueva fase de su vida al máximo. Es esencial recordar que cada mujer es única, y lo que funciona para una puede no ser adecuado para otra. La clave está en escuchar al cuerpo, buscar apoyo profesional y encontrar el equilibrio adecuado.

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