El Cortisol y su papel en la menopausia

Los cambios repentinos y arbitrarios que produce la menopausia en nuestro cuerpo, son estresantes. Sin embargo, ¿si te dijéramos que estos cambios no tienen por qué ser tan repentinos? ¿Qué pasaría si las mujeres pudieran sentirse mejor preparadas, menos ansiosas y más en control cuando llegue la menopausia? Más allá del estrógeno y la progesterona, existe otra hormona que juega un papel crucial durante esta transición: el cortisol, frecuentemente denominada como la “hormona del estrés”.  

La menopausia es una de las etapas que produce mayores cambios biológicos en las mujeres. Durante la menopausia, no sólo se interrumpen y finalizan los ciclos menstruales. Para algunas mujeres, puede también alterar los patrones de sueño, algunos procesos metabólicos, la salud cardiovascular e incluso el bienestar mental. Sin mencionar los sofocos aleatorios. Algunos de estos síntomas pueden durar más de una década.

Conexión del cortisol con la menopausia

La menopausia es una etapa natural de la vida, a pesar de que sólo ocurre en humanos y en algunos mamíferos marinos. Cuando las mujeres llegan a los 40 años, sus ovarios tienden a producir niveles fluctuantes de estrógeno. Esta producción va disminuyendo hasta que dejan de menstruar.

En algún momento, los ovarios se “se jubilan”: dejan de producir hormonas sexuales y las glándulas suprarrenales toman el control. Una vez transcurridos 12 meses desde la última regla, se ha alcanzado oficialmente la menopausia. Esta es la versión en simple . Pero la biología nunca es sencilla.

Esto es lo que hay que entender sobre el cortisol…

El Cortisol es una hormona esteroidea producida por las glándulas suprarrenales en respuesta al estrés y a bajos niveles de gluco-corticoides en la sangre. Su función principal es incrementar los niveles de azúcar en la sangre, reducir la inflamación y regular el metabolismo. Sin embargo, niveles elevados y prolongados de cortisol pueden tener efectos perjudiciales en el cuerpo.

El Cortisol no es sólo la principal hormona del estrés. También regula el ciclo de sueño-vigilia, los niveles de azúcar en sangre, el metabolismo energético, la presión arterial y más. Cuando se encuentra en niveles óptimos, funciona silenciosamente tras bambalinas junto con una veintena de otras hormonas, lo que te garantiza que estés funcionando de manera óptima.

Por supuesto, más allá de esas tareas cotidianas, el cortisol también es clave para la respuesta al estrés. Cuando estás estresado, ya sea física o mentalmente, tus glándulas suprarrenales comienzan a producir más cortisol para ayudarte a manejar la amenaza. Esto puede desactivar funciones consideradas “no esenciales”, todo para ayudarle a conservar energía.

En ráfagas cortas, eso es fantástico para tu supervivencia. Sin embargo, los desequilibrios de cortisol en el largo plazo pueden continuar suprimiendo funciones no esenciales, como la digestión y el sistema reproductivo y causar diversos problemas de salud.

Por eso es tan importante para las mujeres que entran en la menopausia medir y validar sus niveles de cortisol.

Por un lado, los niveles de cortisol aumentan con la edad. Pero como también mencionamos, los niveles bajos de estrógeno pueden afectar los niveles de cortisol. Por lo tanto, no es de extrañar que la menopausia sea un período estresante y que los síntomas de la menopausia se parezcan a muchos de los que se observan en los desequilibrios de cortisol, como por ejemplo:

  • Aumento de peso
  • Antojos de alimentos poco saludables
  • Insomnio y otros problemas para dormir
  • Bajos niveles de energía
  • Bajo deseo sexual
  • Cambios de humor y depresión
  • Cambios en la piel y el cabello

El estrés y la menopausia

Antes de la menopausia, es más probable que el cuerpo de las mujeres tenga niveles óptimos de progesterona y estrógeno, que proporcionan excelentes amortiguadores del estrés. Pero a medida que el cuerpo envejece y los niveles hormonales comienzan a descontrolarse durante la perimenopausia, las mujeres tienen menos protección contra el estrés y aumentan los niveles de cortisol.

Para quienes entran en la menopausia, esto puede resultar abrumador. Lamentablemente no todas las mujeres premenopáusicas y menopáusicas reciben información sobre el impacto de los cambios hormonales y las formas que existen para mitigarlos. En lugar de ello, se les medica y se les recetan antidepresivos y ansiolíticos, los que, en el mejor de los casos, podrían entregarles beneficios mínimos sobre un placebo. En última instancia, podrían tender a tener efectos secundarios graves y no abordar la raíz del problema.

Algunas estrategias para poder prepararse

El primer paso para recuperar el control es comprender lo que sucede en tu cuerpo y tratar de anticiparte a los síntomas que se desarrollan.

Aquí hay seis maneras de hacerlo:

2. Cambia tu mentalidad y forma de pensar haciendo que el estrés trabaje para ti y no tú para el estrés.

3. Mantente activa de la manera correcta. Es importante prevenir la pérdida de masa muscular y ósea después de la menopausia. Una mayor masa muscular se ha relacionado con la salud del cerebro, una mayor tasa metabólica y protección contra la fragilidad y las caídas. La menopausia puede disminuir la densidad de masa ósea, la masa muscular y aumentar la grasa, lo que puede agregar más estrés a su sistema. Levanta pesas y gana músculo, asegurándote de no excederte. Demasiado ejercicio (demasiado prolongado, demasiado frecuente o demasiado extenuante) puede provocar un aumento nocivo del cortisol, lo que es contraproducente y conduce a la pérdida de masa muscular y a la resistencia a la pérdida de peso y a los cambios en la composición corporal.

4. Ajusta tu dieta e incorpora más proteínas en tus comidas porque la menopausia dificulta que tu músculo utilice las proteínas. Puedes consumir de 25 a 30 gramos (idealmente) de proteína de buena calidad poco después de hacer ejercicio y con cada comida. Recuerda incorporar también alimentos integrales nutritivos, principalmente de origen vegetal, grasas saludables, así como hierbas y especias, ricas en polifenoles, fibra y alimentos fermentados según la tolerancia.

5. Sueño de calidad: Asegurate de obtener suficiente descanso. El sueño inadecuado puede elevar los niveles de cortisol. Establecer una rutina regular y crear un ambiente propicio para dormir es esencial.

6. Finalmente, investiga sobre la terapia de reemplazo de hormonas bioidénticas (TRH), la cual, debe ser indicada por tu médico, debe realizarse lo antes posible después de llegar a la menopausia. La relación riesgo-beneficio se vuelve menos favorable después de 10 años. “Bioidéntico” significa que las hormonas utilizadas son químicamente idénticas a las que produce tu cuerpo.

En resumen

La menopausia es un período de transición que conlleva múltiples desafíos. Sin embargo, comprendiendo la relación entre el cortisol y los síntomas de la menopausia y adoptando las herramientas adecuadas, las mujeres pueden enfrentar esta nueva etapa de la vida con confianza y plenitud.

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